Seguro que en la cocina de tu piso compartido puedes encontrar los ingredientes de este plato. 5 patatas, 1 cebolla, 4-5 huevos, aceite de oliva y sal. Para hacerla “cada maestrillo, tiene su librillo” (frase popular que te explicaremos la próxima semana), ¿con cebolla o sin cebolla?, ¿con la patata cortada a láminas o a cubos? Aquí va nuestra receta:
Corta la cebolla y la patata en dados, no hace falta que sean muy pequeños, sobre todo la cebolla, porque si no se puede quemar. Calienta el aceita de oliva en una sartén… no te quedes corto, ¡tienes que poner bastante aceite!
Echa las patatas y la cebolla en el aceite caliente y deja que se doren a fuego medio.
Mientras tanto bate los huevos. Un truquito de la abuela: no los batas demasiado!! La consistencia será mucho mejor!
Cuando las patatas y la cebolla estén ya blanditos y dorados, retiralas de la sartén y deja que escurra bien el aceite (puedes usar un escurridor, no falta de nada en las cocinas de tu piso de estudiantes!)
Una vez escurridas, mézclalas bien con el huevo. Un poco más….
Ahora, en una sarten mediana con un poco de aceite para que no se pegue y a ser posible un poquito honda, echa la mezcla. Deja que se cuaje antes de darle la vuelta a la tortilla (esta va a ser la segunda expresión que vamos a explicarte la próxima semana). ¿Cómo la giras? ahora viene el momento crítico, redoble de tambores, llama a tus compañeros de piso para que graben la escena: utiliza un plato plano bastante grande y tapa la sartén. Dale la vuelta con cuidado y vuelve a echarla del otro lado en la sartén. Si no se ha pegado, ¡ya estás hecho todo un experto en tortillas! I no hubo suerte prueba a despegar con una espátula de madera, que también tenemos ;)
Cuando esté cuajada, sírvela en un plato, acompañada con pan con tomate, y disfrútala con tus compañeros de piso.
Bon appetit!!!