A mediados del siglo XIX, Sarriá-Sant Gervasi fue elegido por las familias catalanas más adineradas para establecerse en sus mansiones y residencias. Desde ese momento, es considerado como el barrio más prestigioso de Barcelona.
Al tratarse de uno de los últimos pueblos en unirse a la ciudad de Barcelona, todavía conserva su esencia, con preciosas calles estrechas, casas señoriales y una arquitectura que deja siempre maravillado a todo aquel que pasea por sus rincones.
Podría decirse, que para muchos, es la zona más deseada para vivir por sus atributos de tranquilidad, abundancia de parques y jardines, gran número de servicios, buena conexión con el centro, y variedad de escuelas internacionales y universidades.